Leonel y la cobardía sin límites
Parece que el pánico de Leonel Fernández viene de lejos. En esta columna se ha hecho referencia a ese miedo en varias ocasiones. Las pruebas están a pedir de boca.
Parece que el pánico de Leonel Fernández viene de lejos. En esta columna se ha hecho referencia a ese miedo en varias ocasiones. Las pruebas están a pedir de boca.
Algunos vieron con asombro que personas no vinculadas al accionar político y sin militancia confesa, se decidieran a participar en las primarias de los partidos mayoritarios, amparados en ser figuras del espectáculo o del mundo de las redes sociales.
Mirando la foto publicada en la portada de un periódico, sobre la reunión del presidente con la cúpula de la Iglesia Católica dominicana, entendí más la misoginia de nuestra iglesia. En la foto, está Danilo Medina y un par de funcionarios, reunidos con más de 20 masculinos, obispos y “oficiales”, que conforman esa cúpula.
Al Horford ha dicho que no participará en la selección nacional de baloncesto que representará a nuestro país en el mundial de baloncesto a celebrarse en China en septiembre próximo, Karl-Anthony Towns parece que tomará igual decisión, ambos son los dos mejores basquetbolistas dominicanos.
Hace cuatro años (2015) eran los mismos cuatro: Danilo y Leonel, Hipólito y Luis. Ahora no hay ninguna novedad.
La dimensión de lo femenino no es exclusiva de las mujeres, pues tanto los hombres como las mujeres somos portadores, cada cual en su propio estilo, de lo masculino y de lo femenino.
El Congreso dominicano entró de lleno al siglo XXI. Las perspectivas pintan halagüeñas a partir del 2020. Una pléyade de especialistas en todo serán diputados y senadores.
El filósofo Fernando Savater es inagotable. Su obra nos convida a la reflexión y en la misma media nos revela interpretaciones para llevarnos a esa conciencia del ser social, ejerciendo la vida de manera responsable en una sociedad de derechos a la que le asignamos mayor sentido a los deberes.
Una de las lecturas bíblicas más recurridas es la del Eclesiastés 3,1-8, que nos dice que todo tiene su tiempo bajo el cielo para los seres humanos, sin excepción, independientemente del poder que hayan acumulado, porque al fin de cuenta todos provenimos del polvo al que vamos a volver. Aunque algunos no seamos más que polvo del camino que vuela azotado por el viento, y otros puedan evolucionar a polvo de estrellas que brillan por los siglos en el firmamento.
Esta República nació defectuosa. Hechos. Poco después de proclamarse el 27 de febrero de 1844 y de ser vencidos los primeros intentos de reocupación acometidos por los haitianos, se convocó la Constituyente para dotar la República Dominicana de su respectiva Carta Magna.