¡Oh diáspora!

Por Edwin Rosario Mazara
*Foto: Arleen Santana

¡Oh diáspora, como desconoces tu poder!

Existe en la actualidad una comunidad muy especial, esa propia de todos los maravillosos cambios que nos trajo el siglo 21.

Esa de inmigrantes dominicanos que engendraron ciudadanos norteamericanos, a cual le llamamos La Diáspora moderna. Algo interesante de esta denominada diáspora, es que su composición actual les permite a los descendientes gringos* el derecho de convertirse en ciudadanos dominicanos, y a sus padres la posibilidad de convertirse en ciudadanos estadounidenses.

Ese mangú de identidades nos convierte en seres de doble personalidad que viven en una dualidad, por compartir dos idiomas y dos culturas. Esa dinámica (de ser gringo y a la vez dominicano), es la explicación de porqué andamos siempre con un pie aquí y el otro allá, con un constante sentimiento de pertenecer a los dos lugares y esforzándonos por el progreso de ambas naciones simultáneamente. En el alma de La Diáspora, late el gran deseo por la lucha constante de la democratización de las dos naciones, por obtener mayores logros en materia de derechos humanos, desarrollo económico (tantos en pesos como en dólares), y justicia social.

Para nadie es un secreto que la Diáspora dominicana juntos a sus offsprings*(que hablan english, español o cuando hay un cruce de circuitos hablan el spanglish), tienen un gran poder adquisitivo y; económico, además números para el voto. De esto último es bueno resaltar la potencia del poder de voto que La Diáspora tiene, que pueden elegir al presidente y sus representantes legislativos para la República Dominicana, como también pueden depositar sus votos para elegir aquí en los EEUU a quien entiendan merece ser sus representantes. Todo al momento de convertirse en ciudadanos (acorde a las leyes), de cada nación respectivamente.

Pero para muchos ha sido de gran preocupación el desconocimiento de La Diáspora dominicana, sobre él extraordinario poder que tiene.

Naturalmente todo este deseo de mejoría social es difícil de materializar sin una participación fuerte en el escenario político, ni con un activismo social mejor organizado. Para así lograr la construcción de una sociedad más justa en Quisqueya y en los United States of America. Es de conocimiento, que solo con una constante representación para puestos locales e incluso nacionales (aquí y allá), se puede convertir en una realidad esa ilusión de un cambio social como el que aspira La Diáspora dominicana.

¿Entonces por qué no hemos sido capaces de traducir nuestra capacidad económica y poder decisivo del voto hacia un poder de peso político y económico?

Falta de visión dicen unos, no hay voluntad dicen otros y el acompañamiento de gran una pérdida de fe en los jodidos políticos son las justificaciones cotidianas que se escuchan. Pero tal vez es necesario el ser más honestos con nosotros mismos, ya que la falta de conocimiento y organización es la mayor derrota de La Diáspora en la actualidad.

Poder político

Tenemos el derecho (y bien ganado coño), a la doble nacionalidad. Por ende este derecho nos entrega una gran responsabilidad, la del derecho al voto en las dos naciones. Debemos tener presente en nuestras mentes la inmensidad de ese poder al voto sobre la cual descansa la suerte de La Diáspora. Para las elecciones del 2012 en Quisqueya, La Diáspora tenía 178, 149 personas registradas para votar en 5 ciudades del noreste y 46,402 en la Florida y Puerto Rico. Más que 29 de las 32 provincias de allá. Sin embargo de un total de 224,551, solo votaron 106,070, menos del 50 por ciento. Sobre la elección en los EEUU para las presidenciales y las elecciones locales donde residen, es penoso señalar que de cerca de cientos de miles de dominicanos con derecho al voto, La Diáspora tiene una gran notoriedad por su baja desempeño. Con una baja participación que a veces refleja hasta un 80 por ciento de abstinencia.

Por esa falta de interés terminamos casi siempre, con cero representaciones en los espacios en donde se deciden las políticas con relación a los problemas de viviendas (¿pues está alta la renta, no?), salud y justicia social. La gran razón que muchos presenta por esa falta de participación, suele sonar como un disco rayado, “¿para qué votar si todos son iguales de malos y corruptos?”

Primero debemos reconocer, que por lo general casi nunca votamos y por eso los “iguales” ganan constantemente. Segundo, no participamos como actores (candidatos/as), en los procesos electorales para representar a nuestras comunidades. Simplemente nos conformamos con quejarnos y en algunas ocasiones escasas protestamos, pero nunca nos dedicamos a tomar el control de nuestros destinos, esperando siempre que nos salven. Por último cuando sí depositamos el voto, no exigimos ni presionamos a quiénes elegimos. Es decir, no asumimos la práctica de responsabilizar a los políticos que son electos para servirnos. ¿O es que olvidamos que no es por querubines que votamos, sino por seres humanos que como todos tienen sus debilidades? Obviamos nuestras responsabilidades. Ya que no solo es suficiente con ir a votar, también es velar y defender nuestros votos. A nosotros no nos van a regalar los cambios, hay que demandarlos y ganarlos.

Pero lo más nocivo es que aún nuestra Diáspora como comunidad, en la actualidad, no ha podido organizarse políticamente. Hemos sido testigos del éxito en las prácticas de otras Diásporas cuando se organizan políticamente.**

Pero en our Diáspora, existe esa cultura de no way José, me first* y luego usted. No existe un espíritu de poner al lado los liderazgos protagónicos (como si se tratara de sobresalir en una película de Hollywood), por un liderazgo colectivo para el bienestar de La Diáspora.

Poder económico

Por igual existe una falta de claridad sobre el peso económico que tiene La Diáspora sobre la República Dominicana. Ya que existe una conformidad con tan solo que les lleguen los chelitos a los familiares para la comida. Sin embargo debemos tomar en cuenta que las remesas de La Diáspora constituyen una de las principales fuentes de divisas con flujos cercanos a los 7 por ciento del Producto Interno Bruto de la economía desde el 2010, hasta el pasado año. No olvidemos que el 70 por ciento de esos cuartos es procedente de América del Norte. Aun así, estamos huérfanos de representación en el exterior, ya que nuestros diputados son fantasmas. ¿Ustedes los han vistos? Hay que informarles que La Diáspora espera por ellos.

No hay políticas que respondan a las necesidades reales de La Diáspora. Pero tampoco La Diáspora exige a los políticos en la República Dominicana a promover políticas para atender a esas necesidades.

En los EEUU también desconocemos nuestro poder económico y adquisitivo. Por ejemplo; en Nueva York somos dueños de supermercados, bodegas, restaurantes, lounges, taxis, tiendas de modas, talleres de mecánica, talleres de gomas, clínicas médicas y más. Pero, lamentablemente algunos de nuestros oficiales electos en la gran metrópolis solos son visibles en el canal NY1, muy bien vestidos para la cámara y para las fotos. Lo paradójico es que casi siempre los encuentras presentes para las otras diásporas, que vaina.

Es tiempo para tomar otra ruta para explorar todos los caminos viables a lograr una agenda que nos permita explotar ese gran peso económico que poseemos en pesos y dólares. Para convertir ese recurso en uno de gran influencia para La Diáspora ser escuchada cuando exija sus derechos. Hemos presenciado como otras diásporas usan sus pesos económicos para crear presiones sobre los oficiales electos aquí y de manera efectiva crean presiones a los gobiernos de sus respectivos países. Cuidadosos de emular sus estilos, pero siempre dispuestos a estudiar los resultados de esas diásporas que ejercen su poder económico de manera organizada.

Un llamado a La Diáspora

Es imperioso que nos demos la tarea de invitarnos a una discusión seria sobre la búsqueda de herramientas para organizarnos como una maquinaría política y económica. Que exija aquí y allá. Eliminarla práctica por los politiqueros de solo usar La Diáspora como alcancías, y para la conquistar de nuestros votos. Es ahora que nos corresponde asumir la responsabilidad que tenemos como inmigrantes e hijos de inmigrantes a unir nuestras voces para pasar a ser una fuerza con poder de cambio.Adquirir esa fuerza organizada políticamente que se traduzca en realidad, lo que hasta ahora ha sido solo un deseo para nosotros. Vivimos en un mundo ya globalizado en donde las diásporas son trasnacionales y por lo tanto los efectos de las decisiones políticas los afectan aquí y allá.

La Diáspora es un gran gigante que se encuentra dormido en estos momentos, con todo su poder guardado, que debe despertar y liberarse.

*Gringos- En este artículo utilizamos esta palabra de manera humorosa y dentro del contexto del uso popular, que le damos cuando nos referimos a un hijo o una hija de un inmigrante dominicano que es norte americano.

*Offsprings- Descendientes.

**Esto es notable (para citar algunas diásporas como ejemplo), en la gran influencia que tienen los Judíos, los Cubanos, los Venezolanos (independientemente de que estemos de acuerdo o no con sus motivos políticos), sobre las decisiones de carácter político en este país (EEUU), y que por ende se refleja en las relaciones políticas hacia sus países. Reitero; vivimos en un mundo ya globalizado en donde las diásporas son trasnacionales y por lo tanto los efectos de decisiones políticas los afectan aquí y allá.

*No way José me first significa Para nada José, primero yo.

Sobre el Autor:

Edwin Rosario Mazara

Twitter: @edwinmazara

Email: edwinmazara@gmail.com

Miembro de Ahora/Now, organización política-social de la diáspora dominicana establecida en los Estados Unidos. Nacido en la gran manzana en él área de Washington Heights hijo de inmigrantes dominicano, pero más dominicano que esos malos políticos de Quisqueya que utilizan el poder para dañar a los demás. Me apasiona la música, por lo que llevo el alma de músico acompañando del espíritu de cantante. Amo la historia mundial y las miles de historias de los desconocidos sobre esta tierra. Amo la lectura, la música, la naturaleza y el vino. Soy humanista y un defensor de los derechos humanos. Soy un activista político progresista y activista social. Empleado en el Departamento de Asuntos del Consumidor en la ciudad de Nueva York. Actualmente miembro y co-fundador de la organización Ahora/Now. En fin un sonador incurable, que aspira a un mundo de unidad sobre la diversidad.

FUENTE: LA GALERIA MAGAZINE