Harto, harto, harto: sea usted el jurado

Socióloga y analista política. Profesora de sociología en Temple University, Filadelfia, donde también fue directora del Centro de Estudios Latinoamericanos y del Departamento de Sociología.

El pueblo está harto, se escucha por doquier. La sociedad está en crisis, se perdieron los valores, la inseguridad azota. El cambio viene, tiene que venir; si no, este país se jodió (textualmente así).

El pueblo está harto de la corrupción, es expresión común, pero ojo: no hay políticos en la cárcel, ni siquiera en interrogación. Lo que sí hay es 24,442 candidatos compitiendo para ser electos en una de las 4,106 posiciones a disposición este 15 de mayo. Eso significa que en promedio hay seis candidatos por posición electiva. Entre esos candidatos hay algunos señalados como grandes corruptos, pero ser corrupto no es impedimento en este país para ser político ni candidato.

El pueblo está harto de la delincuencia, ¡claro que sí! La inseguridad se siente en las casas y en las calles, y sólo los pobres caminan bajo el sol radiante o la noche oscura. Quien ande elegante se montará en un carro o yipeta, pero ni siquiera ir montado libra a nadie de la delincuencia, aunque el vehículo (si no está destartalado) dé la sensación de seguridad y estatus.

Mientras tanto, muchos policías siguen asignados a la custodia personal de funcionarios y allegados, y además, hay policías y militares vinculados al narcotráfico, al micro-tráfico, al robo y la incautación de bienes Y en el Congreso Nacional, descansa engavetada la cacareada reforma policial. No les pagan 500 dólares mensuales, pero muchos se las ingenian para ganar más.

El pueblo está harto del caos en el transporte. ¡Eso sí! Es un tema de conversación cotidiana en las grandes ciudades; cada día hay más carros y más impertinencia de los conductores. Los AMET, supuestos jefes del tránsito, lucen distraídos, ineficaces, entretenidos, o tocan el pito cuando los conductores, esperando en una esquina, se distraen chateando.

El pueblo está harto del mal servicio en los hospitales, y de muchas clínicas privadas también. Si no es con un seguro médico o tarjeta de crédito, no hay tratamiento. En los hospitales, la sala de emergencia es antesala al cementerio, y los médicos cuando se alborotan convocan huelga tras huelga.
¿Y qué decir de la basura, la falta de agua y luz? Problemas eternos en este país.

El pueblo está harto de ver las mismas caras en el gobierno. Figuras desgastadas con doce años consecutivos, y todos quieren volver y volver. Son candidatos vitalicios: senadores y diputados, alcaldes y regidores. Los ministros, muchos miembros del Comité Político, sólo cambian de dependencia, si acaso, cada cuatro años.

Con tantos malestares y hartazgo, este 15 de mayo deberá ganar uno de los siete candidatos presidenciales de la oposición. Todos consideran que las encuestas las inventa el gobierno en complicidad con los medios; o que mucha gente que recibe beneficios del gobierno tiene miedo de decir la verdad en las encuestas. Por eso dicen que, aunque el gobierno tenga todo el dinero y mienta, el deseo de cambio del pueblo dominicano prevalecerá.

Ahora bien, ¿y si los datos de las principales encuestas son ciertos? Es decir, si un alto porcentaje de la población vota a favor del gobierno este domingo 15 de mayo, ¿cómo explicar tal evento ante tanto hartazgo?

¿Será que la mayoría del pueblo dominicano es masoquista, que harto de tantos problemas elige precisamente a sus verdugos? ¿Estará el pueblo dopado? ¿Lo corrompieron y cooptaron con tarjetitas? ¿Pudo más el dinero que el hartazgo? O, ¿será que la oposición no inspiró confianza? O, ¿que el pueblo no está tan harto? Sea usted el jurado.