El PLD y la inconsistencia de las encuestas

Sociólogo con más de 25 años al análisis de la institucionalidad municipal y a la investigación socio-política. Experto en temas de desarrollo local y reforma de la Administración Pública. Se desempeña como consultor para organismos nacionales e internacionales. Ha escrito varios libros enfocados en la descentralización del Estado y la participación democrática. Es uno de los sociólogos dominicanos más dedicado a la cuestión municipal.

A principio de febrero, el PLD calificó de inconsistentes los resultados de la firma encuestadora Gallup. Pidió aclarar los datos divulgados en dos encuestas realizadas por esta firma, con una diferencia de 11 días. En una encuesta la Gallup reveló que Danilo Medina obtendría 51.8% de los votos de los electores dominicanos, y Luís Abinader, sacaría un 35.7%. En otra encuesta, previa a la anterior y encargada por empresarios, Danilo obtendría 57.8% y Luís Abinader 27.6%.

Cuando se comparan los resultados de ambas encuestas de la Gallup (una para empresarios y otra para el periódico Hoy), la diferencia observable, favorable a Abinader, es que este sube 8%, y Danilo baja 6%. Se puede alegar que los resultados, cuando se calculan las diferencias, registran cifras que pueden superar el margen de error. No obstante, el margen de error de una encuesta no se puede tomar como referencia inmediata para evaluar los resultados de otra encuesta, porque tienen diseños diferentes y cuando se hace la distribución cartográficas  para fines de selección, resulta que las personas encuestadas son diferentes. Otro factor, mucho más concreto que el efecto retardación, alegado por la Gallup, es el efecto polarización que significa que cuando un candidato baja 3% y otro sube 3%, ambos en el margen de error, se obtienen datos que pueden crear sospechas infundadas. Supongamos que en una primera encuesta el candidato A saca 55% y el candidato B obtiene 45%, y en una segunda encuesta el candidato A saca 52%, perdiendo 3% en relación a la primera encuesta, y el candidato B obtiene 48% aumentando un 3%, matemáticamente hay una diferencia de 6% favorable para el candidato B. La diferencia de 10%, favorable al candidato A, se reduce a 4% a favor del candidato B. El PLD puede justificar que existe inconsistencia matemática, pero no necesariamente estadística.

También, se podría cuestionar que hay una variación muy favorable a Abinader, cuando este aumenta 8.1%, Danilo Medina pierde 16.1%, cuando se comparan las dos encuestas. Pero la inconsistencia no se mide comparando dos encuestas, aunque sean de la misma firma. La inconsistencia se evalúa en función de aquellos datos capturados, recolectados u obtenidos y  que han servido para alimentar la base de datos de una encuesta, no de dos. Es irracional pedir que se haga un levantamiento de datos de diferentes encuestas, aunque sean de una misma firma, para determinar las inconsistencias existentes entre ambas.  Las inconsistencia se producen cuando hay errores de entrada del usuario o deshonestidad en el almacenaje. Lo que no le pudo cuadrar al PLD fue la tendencia, diferente a consistencia, del último resultado de la Gallup (51.8%), la cual está alejada de los datos de la Penn (57.3%), aunque se aproxima a ASISA (54.8), si hubo un margen de error de + o – 3%.

Otro caso, encargado por la dirigencia del PLD, y este partido no ha dado explicación a la población, es el referido a las encuestas realizadas en el municipio Santo Domingo Este, para medir el nivel de simpatía de sus precandidatos a la alcaldía de su ayuntamiento. En relación a estas encuestas, de la cual no cuestionaría la consistencia que el PLD le criticó a la Gallup, se pueden colegir los asuntos siguientes:

  • Una diferencia de 20% entre los datos capturados por las dos empresas encuestadoras para medir el nivel de simpatía del candidato Alfredo Martínez es muy alto. Una firma capturó 29.4% y otra 9%. Otros dos candidatos (Isabel de la Cruz y Domingo Jiménez), dentro de los cuatro seleccionados y que serán evaluados en una próxima encuesta, las firmas registraron diferencias de más de 5%. Si ambas encuestadoras utilizaron el mismo diseño muestral, la misma base cartográfica para el levantamiento de la información y fechas aproximadas en los resultados presentados, la diferencia encontrada conduce a inferir, no que falta consistencia, sino que estamos ante un timo, y una simulación, en el uso de una metodología de investigación como lo es la encuesta.
  • Los candidatos desconocen o desconocían el diseño de la muestra en cuanto al tamaño de la misma, el perfil de la población a entrevistar, el error muestral y el margen de confianza. Con estas informaciones y obteniéndose resultados tan desiguales y estrechos los candidatos pudieron impugnar a las firmas encuestadoras.
  • Las impugnaciones pudieron ganar legitimidad si se llegara a demostrar que se filtraron las informaciones cartográficas, o como decían personas de los territorios que ya algunos competidores sabían »la ruta» por donde pasarían los encuestadores. De mostrarse este hecho político, el mismo es un factor determinante para variar los resultados.

Lo que el PLD le cuestionó a la Gallup le llegó a su interior, pero en magnitudes superiores.