Del juez Alejandro Vargas al tigueraje de los partidos y al seudosindicalismo

La muerte a destiempo y a contratiempo de Mateo Aquino Frebrillet, ex rector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y candidato a senador por el Partido Revolucionario Moderno, en la provincia de San Cristóbal, es el producto del tigueraje de los partidos políticos, al recurrir en busca de votos a la delincuencia empresarial, vestida de seudosindicalismo.

“El único culpable de que en la sociedad  dominicana existan personajes y comportamientos como el mostrado por Blas Peralta es el Estado y sus instituciones”, palabras del juez de la coerción, Alejandro Vargas.

Los mal llamados sindicatos de choferes de carros públicos, guagüeros y transporte de carga son verdaderas organizaciones mafiosas que nada tienen que ver con el sindicalismo y mucho menos con la política medianamente decente.

“Es el Estado quien permite que ese tipo de personas, con dinero, sin arraigos morales penetren en la sociedad, se consideren dueños del país, de parar tránsito y hasta de erigirse estatuas”, palabras del juez de la coerción, Alejandro Vargas.

Blas Peralta, candidato a diputado, PRM, por San Cristóbal, Antonio Marte, candidato a senador, PRM, por Santiago Rodríguez, y Juan Hubieres Rosario, candidato a senador, PRM, por la provincia Santo Domingo, supuesto renunciante, son, a nivel nacional, millonarios empresarios del transporte, quienes han hecho fortuna chantajeando a los gobiernos, a los verdaderos empresarios y a los ciudadanos de a pie que tienen que sufrir y padecer los pésimos y caros servicios del transporte de pasajeros y de cargas.

Pero lo peor de toda esta perversidad es que partidos como el PRD, PRSC, PRM, PLD han hecho de estos tígueres públicos, ciudadanos y políticos potables. Estos importantes empresarios y políticos  manejan como asalariadoss a un número de oficiales y clases de la PN y las Armadas y a bandas de pandilleros, que atropellan y matan a quienes les hacen sombra en sus propósitos empresariales y la política es parte de esos despropósitos. Nadie pagó por las mujeres de la Zona Franca de las Américas que aquella fatídica mañana de principios de marzo de 2007, cuando se trasladaban  a la Zona Franca de Las Américas, les lanzaron una bomba incendiaria, “sindicalistas choferiles” que promovían una huelga.

Con el rostro desfigurado y sensaciones indescriptibles de dolor: Gladys María Guerrero, 19 años,  embarazada y estudiante de diseño en la UASD, Santa de la Cruz, 25 años y Maritza de Jesús de los Santos, 28 años y otras trabajadoras, aún no logran apartar de sus cuerpos las cicatrices y de sus mentes aquel infierno.

“Son personas que van entrando poco a poco, van asumiendo conductas que  el Estado termina aceptándolas, y eso va endiosando al ser humano hasta el extremo que cuando alguien dijo que el señor Blas tenía una estatua frente a un local, yo dije para mí “eso pasa cuando el Estado es tan permisivo”, palabras del juez de la coerción, Alejandro Vargas.

“Fíjense como el Estado va permitiéndole a personas que paren el tránsito, que detengan el curso de la economía, que monopolicen en sectores importantes de la sociedad”, palabras del juez de la coerción, Alejandro Vargas.

Aunque los partidos se oponen, la sociedad dominicana tendrá que hacer un amplio movimiento para que se apruebe la Ley de Partidos y rechazar que la delincuencia organizada, el  narcotráfico y toda suerte de basura social pueda colarse en las elecciones como candidatos, a los fines de multiplicar poder y dinero. Los partidos lavan y blanquean éticamente a estos indeseables, que desconocen la fuerza de las palabras e imponen, en su lugar, el pandillaje y sicariato para alcanzar sus nefastas metas.

“El Estado va permitiendo todo eso y los protagonistas de esos sectores se creen con tanto poder que piensan que la mano de la Justicia no los puede alcanzar y eso es lo que hoy le está pasando al señor Blas Peralta”, palabras del juez de la coerción, Alejandro Vargas.

En Aquino Febrillet la sociedad dominicana pierde a uno de sus mejores hijos y en Blas Peralta la justicia tiene la responsabilidad de actuar sin miramientos y aplicarle todo el peso de la ley, para que sus iguales vean que todavía quedan jueces que no se venden.

Al magistrado Alejandro Vargas que siga ahí, impartiendo justicia sin miramientos y sin otro norte que no sea llevar tras las rejas a esos delincuentes del seudosindicalismo y que no espere más allá  del retiro sin pena, porque él no califica para las altas cortes, para estatuas ni reconocimientos de la Suprema, porque le sobran toda la ética y la órbita entre las piernas –en versos del poeta Pedro Mir–, que les faltan a muchos de los jueces supremos.

Paz al amigo Mateo Aquino Febrillet, era muy buen maestro para formar parte de esa selva del tigueraje de la política.

Sábado de gloria,
Santo domingo este
6.04.16