Los sueños existen desde que el homo sapiens comenzó a hacer uso de la razón, y quizás antes de ello. Las creencias establecen que se sueña mientras se duerme, pero hay quienes, según se dice, sueñan despiertos. Ahora, que no nos quepan dudas, sea dormido, despierto o en trance, todos soñamos.
En la antigüedad, un Faraón egipcio soñó con “siete vacas gordas y siete vacas flacas, y que las siete vacas flacas se comieron las siete vacas gordas”. (Génesis 41-2,3 y 4) El sueño del Faraón lo descifró José, un hebreo que estaba prisionero en Egipto. La interpretación le granjeo la libertad a José y posteriormente el cargo de gobernador de Egipto.
Miles de años después de José, el psicólogo Sigmund Freud, soñó tanto que le dio categoría científica a la tarea de interpretar sueños. Freud escribió un tratado en dos tomos, dedicado a la interpretación de los sueños.
En cambio, el profeta Daniel, soñó con “una bestia que tenía diez cuernos y siete cabezas; y en cada cuerno diez diademas…” (Apocalipsis 13-1)
Y es que, las religiones, igual que la Lotería, se alimentan de los sueños. En el primer caso, los sueños sirven para explicar la existencia de Dios y al mismo tiempo, son un medio de comunicación entre las deidades y los mortales. En cambio, en el segundo juicio, sirven para incentivar el deseo de salir de la pobreza al ganar un premio jugoso.
El líder negro Martin Luther King, caminaba entre lo divino y lo terrenal. King, soñaba con ver los hijos de los antiguos esclavos y, los hijos de los antiguos esclavizadores, sentados juntos en la misma mesa de la confraternidad.
El cantautor cubano, Silvio Rodríguez, sueña con serpientes que él las “mata y aparece otra mayor”.
En cambio, en República Dominicana los sueños son, pues, de menor alcance.
Por ejemplo, la merenguera Manuela Josefa Cabrera, conocida como Fefita la Grande, es la mayimba de los sueños. Soñó durante años con una visa estadounidense y con que le entregaran el premio del Gran Soberano. La dicha de la cantante es grande, ambos sueños se hicieron realidad. Pero fue precisamente en Nueva York donde estuvo al trisito de perder el soñado Soberano.
De su lado, el Dr. Leonel Fernández Reyna, soñó con un Nueva York chiquito en Santo Domingo, sueño que ¿hizo realidad? al coronarse presidente de la república. Ahora, el expresidente Fernández, sueña con terciarse la ñoña de nuevo, en el 2020.
Incluso, hasta el Bacho sueña con ser presidente de la república, brindando asopa’o a diestra y siniestra.
Los sueños se van haciendo coherentes con la vida política del país, el cantautor dominicano Juan Luis Guerra, tiene una “Visa para un sueño”.
Tengo que brincar la frontera de nuevo para encontrarme con Calderón de la Barca, un clásico de la literatura universal. Este autor minimiza los sueños, dice por ejemplo que “Los sueños, sueños son”. En el título de su obra de teatro asegura que “La vida es sueños”.
Si los sueños son una constante de toda la vida, es natural que el Dr. Roberto Rosario Márquez, igual que el Bacho, sueñe con ser presidente de la república. Por el momento, a Rosario Márquez solo le ha tocado ser presidente de la Junta Central Electoral. En lo que el hacha va y viene, el Dr. Roberto Rosario, alucina con ser ratificado en la JCE.
Como ya está dicho, hay sueños que se realizan, unos luego de años de trabajo y espera, mientras que otros se consiguen en corto tiempo. Que quede claro, no es malo soñar, siempre que tengamos pendiente que muchos sueños pueden pasmarse.
¿Sera cierto entonces que el Embajador de los Estados Unidos le pasmo su sueño al Dr. Roberto Rosario Márquez, y ahora tiene pesadillas con que le repongan sus visas?