Sin dudas, la ética es una característica obligatoria en el ejercicio de árbitro, de juez, de un magistrado, un consejero, como se le quiera llamar. La moral practicada con un sentido de la realidad, mantiene la luz sobre el sendero, y con ello el juez puede ver en perspectiva sus decisiones. En la mayoría de países, cuando un magistrado es cuestionado con insistencia, no hay que pedirle su renuncia, el juez asume su responsabilidad voluntariamente.
Todo lo contrario acontece en República Dominicana, cuanto más se cuestiona a un alto funcionario, más insiste este en perpetuarse en el cargo. Los miembros de la Junta Central Electoral de aquí no escapan a ese escenario.
Hace días que el Senado de la República está haciendo el escarceo para seleccionar los “nuevos” integrantes del órgano rector de las elecciones. Los actuales miembros de la JCE, excepto uno, pujan por cerrarle el paso a sangre nueva, quieren seguir sirviéndose con la cuchara grande.
El Dr. Roberto Rosario Márquez, presidente de la JCE, utilizó a un pastor impostor para que lo propusiera como candidato a repetir en la junta. Lo extraño del caso, es que el “siervo de Dios” que se prestó a la falsa, resulto ser empleado de Rosario Márquez. Parece que al Dr. Roberto Rosario, desde que las visas se cruzaron en sus sueños, “le cayó gas del morao”. Ahora esta “bravito” con el Presidente Danilo Medina, porque este no lo apoyo con lo del retiro de las visas por parte de la embajada. La decepción con el mandatario parece una estratagema de presión sobre el gobernante, con el propósito de obligar al Presidente Medina a respaldar sus aspiraciones.
Otro Magistrado que luce apresurado en los afanes continuistas es el Dr. José Ángel Aquino. En una actividad reciente el Dr. Aquino, instó a la comisión del senado que evalúa los candidatos a integrar la JCE, a tomar en cuenta la experiencia de los actuales miembros.
— Hay que tomar en cuenta la experiencia acumulada, en materia de organización y dirección de elecciones de los integrantes de la Junta Central. – sentencio el magistrado Aquino.
La luz que alumbraba el camino del Dr. José Ángel Aquino, vino un brisote, ¡fuá!, y la apagó. A falta de fósforos, el juez perdió de vista el sendero.
Los miembros del organismo electoral cifran sus esperanzas en el Dr. Reinaldo Pared Pérez, presidente del Senado. Desde hace más de un año, el Dr. Pared Pérez, quien es además, secretario general del PLD, les aseguro a los letrados que serían confirmados en sus puestos.
El apóstol de la independencia de Cuba afirmo, “Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres.” (José Martí, Tres héroes). El Dr. Eddy Olivares, miembro de la JCE, es el único de los magistrados que se niega a ser confirmado en su cargo. Con los errores cometidos en la organización de las elecciones del pasado 15 de mayo, solo queda renunciar a nuestras posiciones y dar paso a sangre nueva. Cree el magistrado Olivares.
Pongamos, pues, la posición del Dr. Eddy Olivares en una bandeja de la balanza, y en la otra bandeja coloquemos la posición del resto de los magistrados. ¿Cuál sería, según usted, el resultado?
Desde mi punto de vista, el resultado es uno de dos: primero, Los altos funcionarios electorales no han hecho conciencia del resultado desastroso de las elecciones del pasado mayo. Segundo, El Dr. Roberto Rosario, y sus demás colegas, creen que los dominicanos no le paran a eso, basta con que el Presidente Medina ordene y mande.
Yo, me resisto a creer que el Dr. José Ángel Aquino, un joven brillante, sustente posiciones de este tipo. ¿O será que el magistrado ya se obnubilo con un “chin” de poder?