La dinámica política ha cambiado costumbres y prácticas centenarias en la sociedad dominicana. Restarle crédito moral a quien no cumple su palabra es un caso. En consecuencia, decir una cosa en campaña electoral y hacer lo contrario luego de ganar, es un hecho sin discusión. Esta parece ser la maña del Presidente Danilo Medina y su equipo de gobierno.
En efecto, a principio del pasado siglo XX, a los hombres les bastaba un pelo del bigote para dar garantía del cumplimiento de la palabra empeñada. Por suerte, esa costumbre se descontinuó. Si hoy siguiera siendo así, al Dr. Leonel Fernández, no le habría quedado un solo pelo en sus copiosos bigotes. Mi madre, María Olinda, solía decir, “eso eran los tiempos que los perros se amarraban con longaniza”.
En ese orden, si observamos el rostro del Presidente Medina, queda confirmada la versión de la desaparición de la citada cultura. A pesar de tantas promesas, el mandatario sigue con su bigote intacto.
El actual Presidente repitió hasta la saciedad su aspiración en materia de salud y educación durante la campaña del 2012.
— Yo quiero un servicio de salud que reúna las tres condiciones básicas que se requieren: número uno, que tenga cobertura universal, es decir, que todos los ciudadanos tengan acceso al modelo; número dos, que sea de calidad y número tres, que le llegue a un costo razonable a cada ciudadano y yo voy a trabajar en esa dirección también. –, repitió Medina en varias entrevistas televisivas.
Visto en su justa dimensión, el Lic. Medina prioriza la salud en su gobierno. Recuérdese que al iniciar su primera gestión, ordenó la reconstrucción y ampliación de 111 centros de salud en todo el territorio nacional.
Cabe preguntarse, ¿Cuáles de estos centros fueron terminados luego de 4 años de intervención? En Santiago encontrarán buenas respuestas a esta interrogante.
El otro olvido del Presidente es la educación. “Mejorar la calidad de la educación es el gran desafío”, parece que así era, cuando menos durante la campaña.
— las escuelas pueden funcionar como guardería infantil y que en vez de ellas mandar a los hijos a trabajar, que los manden a la escuela que estarán protegidos de ocho a cuatro de la tarde y ella tiene su tiempo para conseguir algún dinerito que le ayude a incrementar sus ingresos y a mantener a sus hijos. –, reitero Medina.
El Presidente, entonces candidato, definió el modelo de educación dominicano como un sistema reproductor de pobres. Medina mostró datos estadísticos que demuestran que para insertarse en el mercado laboral se requieren, mínimo, 12 años de escolaridad. De ahí, que Danilo candidato asegurara la implementación de la tanda extendida, alimentación gratuita en las escuelas y destinar el 4% del PIB en educación.
Siendo justo, hay que reconocer que el mandatario honró su palabra en materia educativa. El 4% del PIB se ha invertido cada año, sin contratiempo. El dilema está en que la inversión se concentra en la construcción de escuelas y esto es sospechoso.
Sin duda, los estudiantes reciben alimentación gratuita en las escuelas y la tanda extendida a 8 horas diaria es un hecho. Algunas cosas hacen que la duda mine la verdad.
¿Por qué los alimentos no se procesan en las mismas escuelas, y con ello generar miles de empleos? ¿A qué se debe que haya que comprar la comida a un suplidor, que en muchos casos está a decenas de kilómetros del centro escolar? ¿Cuándo se rediseñará el programa de clase para cubrir las 8 horas y así influir en la calidad del proceso?
Recuerde Presidente, que lo fundamental en la persuasión ideológica está en hacer creíble el discurso, basado en un perfil ético.
Nota:
Las citas en guiones son de: Ávila, Lucivel (2016) Camino al poder: discurso de Danilo Medina, elecciones 2012.