Por Eugenio Sano Breton
El 24 de octubre de 1882, el religioso Francisco X. Billini, fundó la “Lotería de la Junta de la Caridad”, como una iniciativa para sostener económicamente varias obras de atención social a empobrecidos, enfermos, gente sin casa, etc. En el tiempo perdió su identidad y se convirtió en puro juego de azar. Ahora ya tiene 5 juegos diarios.
La cantidad de recursos que se mueven en esta actividad son enormes, a pesar de que son los más pobres, los que más invierten. Pues a estos se les ha condicionado a pensar que es ahí donde está su posibilidad de salir de la miseria. Mientras tanto, hay un grupo que se ha estado haciendo millonario o ha fortalecido su nivel económico con las bancas de apuestas.
En muchos barrios y comunidades rurales existen más bancas de apuestas que escuelas, colmados o farmacias. Sus propietarios obtienen más beneficios en una semana, que un colmadero, que vende productos de primera necesidad, en un mes. Si bien este negocio ha servido para hacer rico a muchos; se sabe y se comenta que también son buenas para el lavado de dinero ilícito.
No se esperaba que la administracion de la Loteria Nacional tuviese la osadía de poner en circulacion los billetes del sorteo del 26 de junio, con la fotografia del insigne referente ético y político, Juan Bosch. Esto ha causado revuelo y manifestaciones de protesta en diversos sectores de la poblacion dominicana.
Ese hecho, refleja el irrespecto y el poco reconocimiento del significado de la figura de Juan Bosch y de su trayectoria ética, histórica y política. Todo parece indicar que no es un hecho aislado. Pues la mayor parte de la poblacion dominicana desconoce la historia, sus grandes hombres y mujeres, sus próceres y sus mártires y el legado de cada una de estas personas.
Las personas con cierto nivel de conciencia crítica no esperaban que alguien fuera capaz de utilizar la figura de Bosch para la promocion del juego de azar. Rompieron los parámetros y el reconocimiento de la falta o un posible desagravio no revirtirá el error; mucho menos el impacto en las mentes de las personas que han sido condicionadas por la propaganda comercial y que han hecho del juego de la lotería su mayor entretenimiento cotidiano.
Esta decision de la Loteria Nacional de colocar en los billetes figuras como la de Bosch, Caamaño, o Juan Pablo Duarte, ha sido una afrenta, una iniquidad que va a tono con el proceso de inversion de valores y de tergiversacion de la historia y de la forma de pensar de la gente común.
Matías Bosch en un artículo publicado en Acento ha afirmado: “Las loterías nacionales en nuestra región han transmitido en sus billetes el mensaje de que jugar a la suerte por dinero no es tan malo, incluso es un acto de ejercicio cívico y de nacionalidad. La presencia de próceres y representaciones admiradas deja dicho, además, algo importante: el juego no dejará a nadie discriminado precisamente por su espíritu patriótico; genera confianza en el organizador”.
La utilización de la figura de Bosch en los billetes de la lotería es una tergiversación del pensamiento y las ideas de este prócer. El nunca promovería la búsqueda dinero fácil, tampoco legitimaría el robo y el engaño al que son sometidos diariamente los millones de dominicanos, que han sido condicionados a vivir en la pobreza, en el clientelismo dependiente y en la marginación social.
A esa población que debería recibir orientaciones para que use lo poco que percibe en alimentación, educación, salud, vestimenta y otras necesidades familiares, se le manipula para que juegue su dinero, vendiéndole falsas esperanza.
El destino del dinero de los pobres, que recauda la lotería, es una incógnita. Se tiene la sospecha que mucho de ese dinero se queda en las garras de la corrupción y en la distribución de recursos a legisladores y funcionarios corruptos y corruptores, para aumentar la clientela, en navidad, semana santa, en el día de las madres y sobre todo en el tiempo de campaña electoral, como en las recién pasadas. En otras palabras a los pobres se les engaña, se les manipula y se les roba el poco dinero que perciben y luego se les chantajea con pequeñas prebendas, para que apoyen candidaturas sustentadas en la compra de conciencias y de voluntades.
Si el Estado y sus instituciones cumplieran son sus responsabilidades y sus funciones, las loterías se hicieran para colaborar con causas sociales, como sucedió en un principio y como sigue sucediendo en otros países de la región, como en el caso de Costa Rica. No tuvieran razón de ser como simple juego de azar, pues los daños que provocan son impactantes en la economía de los más pobres, además de la enajenación mental que producen.
El movimiento social organizado y todas las entidades que procuran la dignidad de las personas deberían promover procesos en dos vertientes. En la concientización de la población en valores éticos y políticos y en la comprensión de la realidad en que viven, para que se libere del engaño y el robo al que han sido sometidas con las prácticas cotidianas de las loterías. Por otro lado, en promover reclamos y exigencia al Estado y al gobierno para que disuelva la lotería y abandone todas las prácticas de clientelismo con el dinero de los juegos de azar y suspenda definitivamente la práctica perversa de utilización de figuras emblemáticas como la de J. Bosch, en prácticas sociales indignantes y alienantes.