En estudio que realizamos entre junio y julio de 2012, un alto porcentaje de dominicanos indicaba que las autoridades municipales eran iguales o peores que las que se habían marchado en el 2010. Al solicitar a las personas entrevistadas su opinión acerca de si el período de gobierno municipal que se inició en el 2010 es mejor, igual o peor que el período anterior comprendido entre 2006 y 2010, el 63 % respondió que eran iguales o peores que las anteriores. El resultado electoral del 2016, para el nivel municipal, fue aquel donde quedó reflejado que el 62% de los alcaldes electos son nuevos.
El partido con menor porcentaje de alcaldes reelectos fue el PLD, con 22.78%. Este partido obtuvo 79 alcaldías, de los cuales el 22.78% correspondió a 17 alcaldes que fueron reelectos, y 78% que es equivalente porcentual de 62 alcaldes que son nuevos y elegidos en la boleta morada y de sus aliados. Por su parte, el PRM es el único partido que registra el 100% (31) de alcaldes que se presentaron sin repostulación. Es decir, todos las autoridades municipales del partido del dedo pulgar propuestas y elegidas para el cargo de alcalde son nuevos. El PRSC obtuvo un total de 13 alcaldías, de los cuales 12 (92%) son nuevos y 1(8%) fue reelecto. El PRD obtuvo 30 alcaldías. Este partido, el histórico del jacho prendío, es el que obtuvo una proporción más alta de alcaldes reelectos, con 18 (60%). Obtuvo un total de 12(40%) que corresponde a alcaldes nuevos. Los otros partidos que obtuvieron victorias municipales con todos los alcaldes registrados como nuevos fueron el Frente Amplio, la APD, el BIS, la UDC y el Movimiento Independiente de Puñal, con 1 alcalde, respectivamente. Este es el mapa de la composición de las 158 alcaldías de República Dominicana, estructurado, para este caso, en función de las autoridades electas y nuevas.
El estado de situación generado por los resultados electorales en función del desbanque que hubo para el poder de los gobiernos locales podría tener su base, en parte, en los procedimientos de elección interna de candidaturas por parte de los partidos políticos. Las alianzas, las encuestas, la penetración del dinero y las negociaciones internas han venido a sustituir las competencias internas; lo cual impacta, influye y trae consecuencias y efectos directos en el ejercicio democrático. Los partidos políticos, fundados supuestamente para la institucionalidad democrática, operaron, lo cual vienen haciendo desde la ejecución de varios procesos electorales, con prácticas negadoras del ejercicio transparente, de la igualdad de oportunidades para competir y en función del interés corporativo. En el caso del PLD, el que registra más proporción de alcaldes nuevos, y además de los factores antes señalados, un determinante adicional corresponde a las luchas internas entre el leonelismo y el danilismo.
El hecho de que el PRD disponga de la mayoría de alcaldes reelectos no significa absoluta y necesariamente que su éxito esté sustentado en el buen desempeño de sus alcaldes. Si bien es cierto que podría registrarse una proporción de alcaldes con liderazgo destacados en los territorios, su acierto pudo estar determinado por el voto del peledeismo, producto de la alianza. El PRD por esfuerzo propio, según el boletín 14 de la Junta Central Electoral, sólo obtuvo una proporción superior de votos, en relación al PLD, en el municipio de Consuelo. En el resto de municipios ganados tuvo un bajo desempeño en la captación de votos propios. Quiere decir, llegan a una posición electiva con baja legitimidad porcentual de su propio partidario.
Por su parte, el PRM no tuvo más opción que llevar candidaturas a las alcaldías con dirigentes que no desempeñaban funciones electivas. La negociación de Vargas Maldonado con el PLD se convirtió en una oportunidad para que los alcaldes del PRD no pasaran al PRM. Maldonado evitó que el PRD a nivel municipal se desangrara, y quedara liquidado. El alcance de un mayor desempeño electoral municipal del PRM estuvo en dependencia y limitado por la decisión que tomaron los alcaldes del PRD, que fueron retenidos por Vargas Maldonado, quien comprendió el tsunamis político que le venía encima.
Si en el desbanque de los alcaldes influyeron factores relacionados con la débil democracia interna de los partidos políticos, no menos cierto es que el desempeño de la Administración Pública local es otro factor determinante en la retención de poder. Las falencias presupuestarias como efectos de bajas transferencias de fondos desde el ejecutivo y la pobre capacidad de esfuerzo fiscal de los ayuntamientos; la alta demanda social sin respuestas adecuadas, la baja calidad en la prestación de servicios públicos; la lejanía del relacionamiento con la sociedad; la discrecionalidad personal del manejo de los fondos públicos, donde hay muchos casos de ayuntamientos cuyos alcaldes manejan en los bolsillos parte del presupuesto, específicamente los fondos de asistencia social; recursos humanos desmotivados para el ejercicio público municipal, producto de los bajos incentivos salariales y de los métodos clientelistas de elección, estructuran un modelo de gestión cuyo desenlace ha sido el desbanque del poder de la mayoría de los alcaldes.
Las alianzas, pactos, negociaciones que operaron como negocios y las encuestas para elegir candidatos, también, devinieron en la presentación de candidaturas a regidores en cada boleta electoral que no permitiría hegemonía partidaria. El desenlace en el tiempo surtirá efectos, más negativos que positivos, en la gobernabilidad de los Concejos de Regidores, como consecuencia de los comportamientos históricos de los integrantes de los órganos legislativos a nivel municipal; caracterizado por un ejercicio legislativo de espalda a la población y a sus propios partidos.