El diputado Manuel Jiménez, candidato a alcalde de Santo Domingo Este, fue trasladado recientemente de urgencia a un centro médico debido al deterioro de su salud tras iniciar por días una huelga de hambre en demanda de la anulación de las elecciones pasadas en ese municipio. Afortunadamente, para su salud, familia, la política donde se inicia con relativo éxito y para la composición y el canto, ha regresado al seno de su hogar. Debe descansar y reflexionar sobre todo lo sucedido a su alrededor, desde que anunció su salida del Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
He seguido, desde los principios de los 80, a Manuel Jiménez el cantante y compositor. En ese orden, he asistido a un número importante de recitales y presentaciones, sin ser fanático de nada ni de nadie, me defino como un seguidor de la trayectoria artística y de postura solidaria con diversas causas que han encontrado en Jiménez un apoyo desinteresado y valiente.
El Manuel Jiménez político nunca me llamó la atención.
Sin embargo, a su renuncia del PLD le di seguimiento periodístico a través de este medio. Primero, porque en este país es costumbre política ventilar las diferencias en los medios de comunicación de masas y así lo hizo Jiménez, cuando se sintió marginado en sus aspiraciones.
Él se declaró, en todo su derecho, aspirante por el PLD a la alcaldía de Santo Domingo Este, frente al entonces poderoso alcalde Juan de los Santos, quien en ese momento quizás no le entusiasmara tanto la reelección, ya que sus aspiraciones eran otras ¿senador o vicepresidente de la República?
Pero en política las sumas pueden ser restas o viceversa, a las altas instancias del gobierno les interesaba que Juancito repitiera y también que fuera más despacio, en el entendido de que no tenía el average de tiempo para correr por posiciones apetecidas por otros miembros del partido con más tiempo y méritos, aunque con menos recursos económicos para sustentar una larga y costosa campaña.
En ese interregno, donde las aspiraciones son ingobernables, el cantante y diputado Jiménez desafió las líneas de gobernanza partidarias y al ser desplazado por la reelección de Juancito Sport, en un acto de inmadurez política renunció del PLD, cuando se perfilaba como segundo aspirante a la importante alcaldía de SDE, contrario a lo que hizo Domingo Contreras, que siendo el candidato de Danilo Medina, por el Distrito Nacional, aceptó la decisión del Comité Político de que el candidato fuera Roberto Salcedo, a quien posteriormente la parcela oficialista lo quemó vivo y mandó – al decir de los leonelistas-, a Contreras a dirigir a los votantes peledeístas en favor del emprendedor de los Vicini, David Collado.
¡Sorpresas que da la vida! Lo de Domingo Contreras es a los leonelistas lo de Judas a Cristo.
Semanas después de la renuncia y rabietas de Manuel, un “lío” inaclarado terminó con la vida del alcalde de Los Santos, el 15 de diciembre de 2015, en medio de un conflicto ocurrido en la Federación Dominicana de Municipios (FEDOMU). De no marcharse del PLD, Manuel Jiménez pudo haber sido un fuerte contendiente por la alcaldía de SDE, aunque por lo bajo Danilo Medina tenía en la manga al diputado Alfredo Martínez “El Cañero”, que lo impuso frente a los otros aspirantes, y hoy es el alcalde electo.
Jiménez no se durmió y logró el apoyo del Frente Amplio, de un equipo del Partido Revolucionario Moderno (PRM), del Movimiento Alianza Municipal (AMU) y el Movimiento Balaguerista Reformista con Manuel. Hay que reconocer que se fajó y peleó de forma aguerrida y asegura haber ganado la alcaldía de SDE y alega que se la robaron con fraudes y era digno de verlo con un megáfono frente a la Junta Municipal Electoral, en la autopista Las Américas, próximo al puente Juan Carlos, reclamando su victoria a derroche.
Al sentirse defraudado, se lanzó a una huelga de hambre, que evidencia que Manuel es un cantante que no termina de despertar de un derroche de sueños.
Desafió al poder y el poder dispuso de todos los recursos para que no se alejara tanto de su capacidad creativa con composiciones mundialmente tan famosas como “Derroche”, interpretada entre otros por los españoles Ana Belén, Víctor Manuel y Julio Iglesias, y cantantes chinos y japoneses. De seguir en la política, en la que demuestra tener agallas, Manuel deberá cambiar la soberbia por tácticas y estrategias más inteligentes, leer un poco a Mahatma Gandhi para ser más paciente y maduro (no el de Venezuela), para sobrevivir y ganar en un mar infestado de tiburones políticos que no dudan en tragarse al pez pequeño.