El próximo sábado 10 se efectuará el clásico evento que hace más de 30 años llamamos el encuentro de los muchachos de Villa Juana. Comenzamos haciéndolo todos los 26 de diciembre y desde hace algo más de diez años se hace el primer o segundo sábado de ese mes.
Lo iniciamos un pequeño grupo de amigos villajuanences, cuyas adolescencias discurrieron en los inicios de los 60, y a los que nos unían la amistad, las actividades, estudiantiles, culturales, sociales y/o políticas. Poco a poco, de manera espontánea el grupo se abrió a amigos de otros barrios, de otros espacios, con los cuales en ese tiempo coincidíamos en las mismas actividades.
Hoy, ya no es solo el encuentro de los muchachos de Villa Juana, sino el de una generación que de diversas perspectivas y espacios vivieron el embrujo del clima de libertad, de búsqueda de saberes prohibidos y de luchas contra los remanentes de la tiranía de Trujillo, luego del ajusticiamiento de este en 1961. La labor organizativa de esos jóvenes en los barrios populares capitalinos, en las esferas política, cultural y estudiantil, fue fundamental para que se lograra la integración de los sectores populares en las luchas por las libertades y que esas luchas salieran de la estrechez del centro histórico de la capital y se trasladasen a esos barrios, ampliándose y tomando un contenido más democrático.
Los barrios populares se convirtieron en el principal escenario de las luchas gremiales, fabriles, sindicales, choferiles y portuarias, las cuales, junto a las luchas políticas y estudiantiles, sentaron las bases para que hoy exista en el país una alta valoración de la libertad, la democracia y los derechos humanos fundamentales. Desde sus particulares trincheras, muchos integrantes de esa generación de los años 60 que nos encontramos cada diciembre participamos en esas luchas. En el fragor de esas luchas, en la militancia política, el activismo cultural en los barrios, liceos y escuelas, en la fundación de algunos de los primeros clubes culturales del país después de la dictadura, forjamos estrechísimos lazos de amistad y solidaridad.
Los encuentros los hacemos durante las festividades navideña y de fin de año, aprovechando el hecho de que, además de ser este un tiempo de festividades religiosas, es también momento en que se celebran y consolidan las relaciones familiares, de amistad, independientemente de credos políticos y/o religiosos, de amor, de la comunidad de propósitos de los compañeros de trabajo y de diversas colectividades. Para Carlo Petrini, la idea de la felicidad es esa “malla tejida por las relaciones estables con el otro, con los que nos circundan y lo que nos circunda: naturaleza y personas”. La función latente de las fiestas de fin de año es celebrar la felicidad de haber construido algo en común, la función manifiesta de nuestros encuentros hace lo mismo.
Los hacemos por la permanencia de la amistad entre los miembros de una generación generosa que, dentro de la diversidad reitera su compromiso de lucha por un mejor país, donde no perezca la libertad y por la alegría de haber sobrevivido a la represión, a los crímenes de Estado y a las desigualdades sociales.