La paranoia del irrespeto de derechos provoca líneas de pensamiento que no encajan en lo más mínimo en lógicas de un clima de convivencia pacífica y de tolerancia.
Fomentar supuestas imposiciones de modelos sociales que “promueven” la homosexualidad, el lesbianismo o toda la diversidad sexual, bajo la inventada excusa de reducir la población, de paso, en el país, mezclada con apocalípticos intentos de fusión binacional, entre otras alucinaciones; crean miedos ficticios de perturbación mental individual y colectiva para nada justificadas.
Los sectores anti derechos rechazan a las personas Gays, Lesbianas, Sexuales o Transexuales (GLBT) oponiéndose a que disfruten de un trabajo, independientemente de las condiciones dignas o no. La personas de estas comunidades son con frecuencia canceladas de sus trabajos o no contratadas si expresan públicamente su identidad de género u orientación sexual.
Disfrutar de los derechos de familia tampoco les está permitido: heredar, poseer bienes comunes como pareja, disfrutar del seguro médico, adoptar o simplemente tener hijos e hijas, y de tenerlos sufren directa discriminación en el entorno al pertenecer a familias no tradicionales. Estos ejemplos tan solo para mencionar algunos.
Ante quienes se empeñan en rechazar al disfrute de derechos de estas personas, promoviendo el odio me provocan preguntas más allá de cualquier base religiosa: ¿Desean que las personas GLBT asuman obligatoriamente la heterosexualidad? ¿Identifican la convivencia como un asunto de amor y felicidad? ¿Se trata de obligarles a encajar en el tipo de mundo que solo para sí desean?
Una paranoia dañina fundamentada en una lógica religiosa y autoritaria negadora de emociones y sentimientos humanosreconocidos en derechos perturba cualquier lógica de entendimiento.
Al final les importa más persistir en la resistencia a reconocer las transformaciones de las identidades de género y orientaciones sexuales que pensar en la felicidad que sienten quienes se atreven a romper las reglas de la heterosexualidad impuesta; o que vivan dentro de la única forma de relaciones o identidades de género que conocen o aceptan, que es como obligarles a vivir sin existir disfrutando de la condición humana.
La reciente tragedia de Orlando y los crímenes de odio que de igual manera han sucedido en Honduras, donde también varias mujeres transy gays han sido asesinados, debe de alertar los crímenes que está causando el odio y la resistencia a aceptar la libertad de las personas a decidir sobre su cuerpo.