Roque Féliz, vocero del Bonó, señaló que las perspectivas de la agropecuaria nacional son altamente vulnerables a las políticas de plena apertura comercial establecidas en el horizonte de aplicación del DR-CAFTA, lo cual genera incertidumbre en los productores de los principales rubros agropecuarios del país, y amenaza los medios de vida de las familias y las comunidades rurales; razón por la cual el Centro Bonó se une a la Articulación Nacional Campesina y a la Confederación Nacional de Productores Agropecuarios (CONFENAGRO) para demandar una revisión de la desprotección efectiva establecidas en el acuerdo DR-CAFTA.
La revisión del DR-CAFTA es una demanda justa que el Estado dominicano debe asumir con responsabilidad social ante sus socios comerciales de Centroamérica y Estados Unidos, especialmente porque uno de sus principales roles y funciones públicas es garantizar la seguridad alimentaria y los derechos económicos y sociales de la población. “El impacto de la desprotección efectiva de la producción nacional de arroz, habichuelas, pollo, leche, huevos y cerdo, no se compensa con el impacto de las exportaciones agropecuarias no tradicionales. Los agronegocios y los clúster de vegetales y frutas establecidos para aprovechar oportunidades de exportación están regionalmente saturados y sus capacidades de construir agropecuaria sostenible son frágiles e inciertas, razón por la cual el país debe cambiar el enfoque de libre comercio que le ha ido imponiendo a la producción agropecuaria; y comprometer los acuerdos con un espacio mayor de seguridad y soberanía alimentaria, procurando además la sostenibilidad medioambiental y financiera de la pequeña producción rural y campesina.
El DR-CAFTA debe ser revisado porque nunca ha constituido una ventaja comercial sostenible para el país. La apertura comercial por sí sola no genera integración económica sostenible, ni para los pequeños países en el acuerdo ni para los pequeños sectores productivos nacionales. En ese sentido, la revisión del DR-CAFTA no debe verse como una simple revisión y ampliación de los plazos programados para la plena apertura comercial, ni como la búsqueda de sustitutos arancelarios para mitigar el impacto tributario de la desgravación arancelaria; sino que debe estar orientada a armonizar la política comercial agropecuaria con las metas de la Estrategia Nacional de Desarrollo y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Se debe enfocar en mejorar y ampliar las capacidades productivas y comerciales de los productores nacionales, reduciendo la vulnerabilidad y los riesgos que confronta la pequeña producción campesina, gestionando con responsabilidad y eficiencia la multifuncionalidad de la agricultura dominicana como fuente de vida, con grandes potencialidades para la gestión sostenible del medio ambiente y la seguridad alimentaria. La revisión del DR-CAFTA no debe enfocarse principalmente en el desarrollo de agronegocios y clúster para la exportación, generalmente basados en salarios rurales precarios y uso intensivo de agroquímicos, lo que hasta ahora ha demostrado poca eficacia para reducir el desempleo rural y la inseguridad alimentaria y para gestionar responsablemente las externalidades medioambientales.
Los consumidores de bienes agropecuarios debemos estar atentos al impacto negativo de políticas comerciales que generan espejismos consumistas, que en ocasiones nos llevan a preferir bienes agropecuarios importados en detrimento de la producción agropecuaria y agroindustrial nacional, sin ponderar los efectos del dumping ni el búmeran perverso que genera el libre comercio cuando se ignora la multidimensionalidad de la agricultura para el desarrollo sostenible de un país.
El incremento experimentado en las exportaciones agrícolas no tradicionales en los últimos 12 años, a partir del RD-CAFTA, no compensa el deterioro medioambiental y la desarticulación de los medios de vida de las familias rurales. Orientar la agricultura hacia un enfoque de agronegocios meramente mercantil, determinado por la plena apertura comercial y las ventajas comparativas absolutas, no por un enfoque de competitividad sistémico sostenible, al final destruye las bases materiales de un potencial desarrollo agropecuario comprometido con el bienestar general del país. No todos los rubros agropecuarios importantes para la seguridad alimentaria del país son indiferentes para competir en un mercado de plena apertura comercial; por eso el Estado debe revisar los mecanismos del DR-CAFTA que entrampan la soberanía agropecuaria y la subordinan a esquemas de comercio que favorecen el lucro desmedido de las corporaciones así como de importadores sin compromisos con el bienestar de la nación.
Roque Féliz, vocero del Bonó enfatizó que “los acuerdos de libre comercio, como el DR-CAFTA, en sí mismo no son instrumentos de desarrollo. Si la política de acuerdos comerciales no es parte de un compromiso mayor de integración económica y social, que incluya compromisos con el beneficio mutuo y equitativo para las partes, complementariedad productiva y cooperación solidaridad, su impacto suele ser desventajoso para las economías pequeñas, especialmente para los pequeños productores agropecuarios”.
Estas declaraciones fueron ofrecidas en el marco del análisis de coyuntura que el Centro Bonó celebra los primeros sábados de cada mes, esta vez dedicado al análisis del DR-CAFTA, contó con la participación del economista Pavel Isa Contreras, el dirigente de CONFENAGRO Hecmilio Galván y con los dirigentes de la Articulación Nacional Campesina, Hero Pérez, Elsa (Yoba) Sánchez y Alejandro García.