El Consejo Dominicano de Unidad Evangélica (CODUE) amenaza con publicar una lista de personas candidatasque apoyen el derecho de las mujeres a sobrevivir ante un embarazo que ponga en peligro sus vidas, el de una niña a no ser torturada con el producto de una violación, o cuando este sea incompatible con la vida.
La lista, que podría ser leída también en recintos religiosos católicos, de acuerdo a las negociaciones de las jerarquías fundamentalistas,tendría por objetivo ordenar a no votar por quienes tomen decisiones respetando la Constitución y pactos internacionales.
Una lectura implícita a la declaración estaría a la vez expresando que pastores y sacerdotesse consideran por encima de la Constitución y las convenciones internacionales,y dueños de la conciencia de la feligresía.
De igual manera llaman a establecer diferencias con las personas (GLBT) basadas en los criterios de superioridad e inferioridad, lo que constituye flagrante acto de discriminación. A la vez de demostrarque están promoviendo el odio con semejante acción.
Parten de la presunción de incapacidad de la ciudadanía para tomar decisiones, incluyendo la libertad del votosecreto que garantice la libre expresión de la voluntad, un derecho humano universal.Todavía estamos a la espera de una notificación del tribunal o mecanismo electoral a esta franca violación.
Dentro del afán machista utilitarista de la función pública obvian la dimensión humana de lo que se empeñan en adversar. Satanizan actos que implican decisiones complejas para las mujeres o sus familias, votantes con capacidad para influir en las elecciones y que conforman el 50% del padrón electoral.
Aparecer en esa lista agregaría más bien un plus a las personas candidatas, indicador de compromiso con la ciudadanía, y valentía por no dejarse amedrentar de quienes atentan contra la democracia.
Hubiera deseado una declaración del liderazgo religioso en otro tono, como instando a trabajar por la erradicación de la pobreza, a combatir la corrupción, fortalecer la institucionalidad, o promover el disfrute de derechos para todos y todas, sin ningún tipo de discriminación.
El compromiso con la paz promueve valores humanos de justa y pacífica convivencia, concibe la persona humana en una dimensión de libertad y autonomía para diseñar y disfrutar de su propio plan de vida.