Antes de abordar de modo directo el debate entre los candidatos al senado por el Distrito Nacional, es importante explicar el contexto histórico en que se produce el mismo.
La Asociación Dominicana de Jóvenes Empresarios (ANJE), ha estado implementando debates entre algunos candidatos y candidatas a cargos municipales, congresuales y para la presidencia de la República Dominicana. En la actual coyuntura, el PLD se ha negado a asistir. Cada cuatro años se reitera la resistencia de una parte del sistema de partidos. La disposición a debatir depende del lugar que se ocupe en la simpatía política o el nivel de polarización existente. En esta coyuntura la negación del presidente-candidato por el PLD arrastró a los demás candidatos de los niveles subnacionales. La ANJE y el programa UNO+UNO, que dirige el prestigioso periodista Juan Bolívar Díaz, han hecho esfuerzos inconmensurables para organizar debates. No obstante, los resultados alcanzados han sido parciales.
La sociedad dominicana, y particularmente el liderazgo político, no ha sido capaz de enterrar la resistencia al debate político abierto, público y face to face (cara a cara). Una aceptación aportaría a sembrar una cultura del diálogo entre las diferentes corrientes de opinión políticas-ideológicas. Sería una contribución a la educación en política, a la justificación de modo razonado de que la política es una ciencia que enseña que la lucha de poder se hace para el servicio público, lo cual puede sonar utópico en un contexto de una Estado que sobrevive en una sociedad donde está extremadamente entronizado el interés personal, corporativo, patrimonial y rentista de corporaciones partidarias.
Desde la democracia electoral, en gestación en 1978, los debates siempre han sido rechazados. Las posiciones sobre los debates no han respondidos a políticas partidarias consistentes y coherentes, porque en todos los sentidos han sido rechazados o aceptados. Para las elecciones del 1996 José Francisco Peña Gómez, candidato por el PRD, se opuso a debatir con Leonel Fernández, candidato por el PLD, quien reclamaba confrontar propuestas; pero en las elecciones del 2000 Danilo Medina-PLD buscaba un debate con Hipólito Mejía-PRD, y este último no aceptó. En procesos posteriores cambia la lógica de la disposición a los debates electorales, porque los candidatos del PLD rechazaron participar en debates en los procesos del 2008, cuando Leonel Fernández calificó a Miguel Vargas como “un jugador de pequeñas ligas». Y en el 2012, siendo Danilo Medina candidato, tampoco hubo disposición para debatir.
En la actual coyuntura electoral del 2016, tampoco ha habido ni habrá debate electoral en el nivel presidencial. No obstante, se han desarrollado debates para posiciones de alcaldes y senadores, sin la presencia de los aspirantes del PLD. El jueves 7 de abril se desarrolló un debate político con candidatos a senadores por la plaza del Distrito Nacional, lo cual se hizo a través de Telesistema. Participaron Carlos de Peña Evertsz por la APD, Aura Fernández por Alianza País, Vinicio Castillo por la FNP y Alberto Atallah por el PRM. Los entrevistadores preguntaron sobre temas de seguridad ciudadana, comunidad LGBT, el barrilito, migración, Etc.
Aunque hubo un segundo debate con candidatos a senadores por la provincia de Santiago, me detendre a presentar algunas consideraciones y lecciones del debate de los aspirantes por el Distrito Nacional.
La mayor coherencia en las posiciones ideológicas en el discurso fue sostenida por Carlos de Peña, con ideología de izquierda, y por Vinicio Castillo, con ideología de extrema derecha. Aura Fernández y Alberto Atallah actuaron con posiciones muy próximas y con enfoques conservadores. Las razones las explico a continuación:
Carlos de Peña Evertsz. El más joven de los cuatro, fue el mejor expositor, el más claro y el que tuvo mayor capacidad de análisis desde una perspectiva estructural de los problemas. Dijo que la delincuencia es consecuencia del problema político, y remarcó que hay que solucionar la impunidad y corrupción y con eso se reducirá la delincuencia. También explicó que no es posible que exista un cuerpo policial con mafias que se benefician de la delincuencia, y que es necesario limpiar la policía de esquemas mafiosos. También, abordó el tema migratorio desde causas estructurales, planteando que si bien RD necesita políticas migratorias responsables, el problema no son los haitianos, porque la crisis es de carácter humanitaria. Propuso cambios radicales en torno al barrilito, el cual lo analizó como un efecto. Carlos de Peña, propone eliminar el senado, y por efecto se llevaría de paro el barrilito.Y es que en un Estado unitario, como el dominicano, es obvio que sólo exista una cámara, y esa es la propuesto de Carlos de Peña. El tema de la comunidad LGBT, que muchos políticos no quieren abordar frontalmente, de Peña lo saca y niega que sea parte de la causa del deterioro de la familia, e inserta como razón el machismo; y defiende sin temor que nadie pueda ser discriminado por razones de género y reivindica directamente, sin medias tintas, que el Estado tiene el deber de reconocerle a todos los ciudadanos que convivan bajo un mismo techo sus derechos y deberes.
Vinicio Castillo. Su planteamiento a la solución del problema de la seguridad ciudadana lo redujo a la reforma del actual Código Procesal Penal, al cual culpó de proteger al delincuente y desproteger a la víctima. Esta visión, la cual ha sido defendida por la FNP desde la promulgación del Código, es extremadamente reduccionista y estadísticamente poco sostenible, porque obvia que antes de la promulgación del Código había una tendencia marcada sobre el crecimiento de la delincuencia. Vinicio Castillo se quedó en el efecto y no en las causas estructurales, que son de índoles del manejo del poder político y de la desigualdad social. Tampoco, Vinicio Castillo se adentró en los problemas estructurales que generan la migración, porque lo abordó desde los efectos provocados, y justificado por él, en desplazamiento de mano de obra y el uso de servicios hospitalarios por parte de los inmigrantes. En alineación con su pensamiento de derecha, abordó la cuestión de la comunidad LGBT como parte de tramas internacionales que promueve la educación sexual depravada y el matrimonio entre gay. Propuso eliminar el barrilito, aunque con un dejo de cautela y mesura se puso al lado de los que utilizan el barrilito correctamente.
Aura Fernández y Alberto Atallah. Los ubicamos juntos porque sus propuesta para las soluciones de los problemas de falta de seguridad ciudadana, la migración, el barrilito y la comunidad LGBT la abordaron desde perspectiva instrumentales y legalistas. Fernández dijo que la seguridad se producirá cuando se generen cambios profundos en la Policía Nacional, y Atalla lo abordó desde una cultura de paz que involucre a la familia y las juntas de vecinos. En relación al tema migratorio ambos coincidieron en que hay que aplicar la Ley de Migración. Sus posturas sobre el barrilito, también coincidentes, se enfocaron en someter al Senado a su legalidad y en cumplir sus funciones de fiscalizar y representar. Sobre el tema LGBT, ambos dijeron que respetan las preferencias sexuales (no tienen más remedio, diría yo), pero no apoyarían el matrimonio entre homosexuales. Aura Fernández dijo que »la familia y la cultura dominicana no están preparadas para eso»
En conclusión, Carlos de Peña tuvo la capacidad de resumir la agenda de sectores progresistas y liberales, una visión de promover la igualdad de oportunidades para los sectores socialmente más vulnerable, dentro de estos la comunidad LGBT; promover que las causas de los problemas son estructurales y que los actores políticos son los responsables de sostener estos problemas, no las leyes que son elaboradas por ellos mismos. Vinicio Castillo, reivindicó su agenda anti-inmigrantes, excluyente de las minorías sexuales y reduccionista del problema de la seguridad ciudadana. Atallah y Aura, como ya habíamos expresado, se quedaron en el análisis instrumental y legalista.
Lamentablemente, Aura no pudo consolidar en su discurso las propuestas de parte de los diputados que les acompañan o que componen su boleta congresual, especialmente Guadalupe Valdez, quien tiene una agenda de inclusión social, coincidente con Carlos de Peña, basada en la eliminación de las causas estructurales que provocan los problemas en RD y el fomento de la igualdad de oportunidades.
Y otro lamtentablemente es, que ni usted ni yo sabemos cuál es la propuesta legislativa de Reynaldo Pared Pérez, el candidato por el PLD, en relación a los temas abordados.