Como ha sido habitual durante el discurrir de su mandato, el presidente de la Junta Central Electoral Roberto Rosario, es figura central de una discusión, de una polémica o de un escándalo.
Alrededor de él, esta vez se pone sobre el tapete el tema del derecho de un Estado a decidir soberanamente a quién le otorga o no un visado, independientemente de que quien lo solicite ostente un cargo importante o no, en una institución del Estado del país a que pertenezca. También si puede o no un Estado anular la visa a una persona si entiende que esta ha cometido una o varias acciones que a juicio de ese Estado la invalidan para ser acogida en su territorio.
Y como es habitual en nuestro país, las discusiones sobre la mayoría de temas de interés general tienen a discurrir en medio de las más absurdas pasiones, de equívocos no exentos de prejuicios o estupideces, de argumentos a veces sí y a veces no conscientemente banales. Roberto Rosario, como cualquier mortal, tiene el derecho a querer una visa del gobierno norteamericano, pero ese derecho es vinculante con lo que libérrimamente ese gobierno entienda son las condiciones que debe tener todo aquel para ser merecedor de una visa. Que muchas veces un Estado haya sido arbitrario, injusto, discriminador al momento de otorgar un visado es innegable y posiblemente los Estados Unidos han sido uno de los países que con mayor frecuencia han incurrido en esas acciones.
Sin embargo, eso no es razón para decir que no tiene derecho a quitarle la visa a Roberto Rosario o a quien le dé la gana, como Estado es su derecho. que constitucionalmente tiene el derecho de poseerla o anularle la documentación que lo acredita como tal y lanzarla al inhumano limbo jurídico y existencial que significa vivir en la condición de apátrida, como es el caso de miles de dominicanos de origen haitiano que actualmente viven ese drama, del cual Roberto Rosario es el principal peón utilizado por las administraciones peledeísta y la caverna política e ideológica de este país para producirlo.
Esto, quizás dé una pista de las razones de la ríspida acción del gobierno norteamericano que anula la visa personal e institucional al referido sujeto. Quien no entienda la importancia que para un vastísimo segmento de la población mundial tienen los temas étnicos, migratorios, del respeto a la libertad de preferencia sexual, de la mujer, de la niñez, derechos humanos universales y permanentes, no podrá entender la particular sensibilidad que sobre esos temas tiene el arcoíris político/ideológico que ha apostado y dirige la actual política de Estados Unidos. Es muy posible que la anulación de las visas a Rosario se inscriba en esa esa sensibilidad.
Decir que con ella los EU agreden este país es un soberano disparate, como una infamia decir que somos pro norteamericanos quienes reconocemos el derecho de ese país a dar o quitar una visa. Quienes defienden al señor Rosario están en sus derechosy/o deber…, como también lo estamos quienes no tenemos razón alguna para hacerlo.