Mientras se acerca el cambio de mando, el desasosiego se apodera de la alta dirección de los partidos políticos, principalmente del gobernante PLD. Nuevas autoridades asumirán sus funciones en 158 municipios y en 234 distritos municipales. Igual número de comunidades escogerán, entre sus regidores y vocales, los bufetes directivos de sus respectivos ayuntamientos. ¿Cuál es el problema? Que la “Regla de Oro” se rompió.
Se recuerda que antes de iniciar el nuevo milenio se produjo un acuerdo entre las cúpulas de los tres principales partidos de la época, el PRD, el PLD y el PRSC. Con el paso del tiempo, y los beneficios que el acuerdo genera a estos partidos, ha devenido en llamarse “la Regla de Oro de la municipalidad”. Suena lindo, ¿no?
Lo convenido entre los tres que echaron a Pedro en el pozo es que el Concejo de Regidores lo presidirá el partido al que pertenece el alcalde de cada ayuntamiento. También le quita a los electos la facultad constitucional de escoger sus propios dirigentes y la pasa, en bandeja de plata, en manos de las cúpulas partidarias. Una cooptación de la democracia, por decir lo menos.
Con esa bandeja los alcaldes literalmente han lavado oro durante años, pues tienen el órgano regulador, el legítimo gobierno del ayuntamiento, a pedir de boca. Pero en la vida no existe felicidad completa. El PRM, como quien no quiere la cosa, acaba de echarle jabón al sancocho.
Tal como se oye. El Partido Revolucionario Moderno anunció que “los bufetes directivos en los ayuntamientos se escogerán de acuerdo a la Constitución y las leyes. La ley no dice nada de la “Regla de Oro”, y mucho menos, la Carta Magna”. Y agregan, para que se entienda clara su posición, que “nosotros no tuvimos vela en ese entierro”, refiriéndose a los acuerdos arriba mencionados.
La proclama cobró fuerza cuando el PRSC se sumó como papagayo a esa decisión. Recuérdese que los reformistas fueron compromisarios de la célebre “Regla de Oro”. Sólo que ahora están fuera del gobierno, pues su líder sustituto, el Dr. Fernández Reyna, fue orillado del poder por el Presidente Medina. Entonces, en una jugada política rocambolesca, una parte del partido se quedó con el Lic. Medina y el otro pedazo se fue de aliado al PRM y, por tanto, son parte de la “oposición”.
El reperpero es tan grande que Johnny Jones, secretario general de la LMD, concertó una reunión con el jefe de la Policía Nacional y la FEDOMU. El encuentro será para discutir las acciones necesarias para garantizar la “paz” en los ayuntamientos. Llama la atención querer preservar la paz con los interesados ausentes, pues no son invitados FEDODIM ni ASODORE, asociaciones que representan, respectivamente, los distritos municipales y los regidores.
La exclusión es infundada si observamos que en FEDODIM convergen 234 distritos municipales. Los regidores de los ayuntamientos, y los vocales en las juntas de distritos, son a quienes corresponde elegir los bufetes directivos en ambas instancias de gobierno local. Consecuentemente, ¿Por qué no invitan a ASODORE y FEDODIM?
Ya está dicho. El PLD resulta el más preocupado. El nerviosismo se funda en que los morados tienen la mayoría de alcaldes electos.
Justo el pasado jueves, el partido de gobierno realizó un encuentro con todos los peledeístas electos alcaldes para el período venidero. A la cabeza de la reunión estaban el Dr. Leonel Fernández, en su condición de presidente del partido; Reynaldo Pared, Secretario General; e Ignacio Ditrén, el flamante Secretario de Asuntos Municipales del PLD.
En la cumbre resultó sospechoso que Reynaldo Pared declinara hablar. Pero sorprendente fue cómo el Ing. Ditrén le robó el show al líder Leonel Fernández. Ditrén se despachó con que “cada alcalde reciba por Ley una exoneración de un vehículo”. A seguidas levantó el pecho y engoló la voz: “No es justo que los alcaldes salgan a pie de los ayuntamientos al concluir sus mandatos.” Esa propuesta arrancó efusivos aplausos de la concurrencia. Sólo faltó que se levantaran de pronto de los asientos y gritaran: ¡Bravo! ¡Bravo! ¡Bravo!
Ojo: si nos descuidamos pronto veremos pedir una Ley que otorgue una exoneración de vehículo a cada peledeísta. Sería la Regla de Platino, la cual rompería todas las reglas, especialmente la de nuestros bolsillos.