La situación de la gestión de los residuos en República Dominicana no es fácil. Si bien los municipios son los principales responsables, operan sin recursos ni asistencia del gobierno nacional, lo que en la práctica implica que hay vastas zonas sin cobertura regular de los sistemas de recolección.
En República Dominicana se producen diariamente alrededor de 10 mil toneladas de residuos sólidos, pero apenas un 10% es tratado conforme a los estándares internacionales.
En este contexto, los vertederos -en su mayoría a cielo abierto- son espacios ocupados por cientos de recicladores. Un porcentaje importante, son haitianos indocumentados, lo que hace que la situación sea especialmente difícil de abordar. Normalmente los vertederos son manejados por empresas o personas, que en la práctica son la máxima autoridad del lugar, pudiendo decidir sobre las condiciones de trabajo, precios de materiales o cualquier otro asunto relativo al trabajo de los recicladores. La situación se presta para la informalidad y el abuso: los recicladores lo han sufrido de manera más o menos sistemática, pero últimamente parece empeorar.
Los vertederos no son los únicos espacios donde los recicladores acceden a los residuos. La vía pública –especialmente en las zonas comerciales o de mayores ingresos- y estaciones de transferencia, como por ejemplo, la Estación de Transferencia del Distrito Nacional, ubicada en el barrio del mercado en Santo Domingo.
Franklin Núñez, dirigente de la Asociación de Recicladores de la Estación de Transferencia (ASORESTRANS), cuenta que durante un período largo de tiempo estuvo trabajando en una bodega, sin embargo, cuando los ingresos –determinados por el precio del material a reciclar- bajaron, volvió a la estación. Es que el mercado de los materiales reciclables en Dominicana no es muy variado y materiales emblemáticos como el PET han bajado su precio en el último tiempo, hasta casi desaparecer.
La estación de transferencia se encuentra rodeada de toda clase de negocios, bodegas de compra de reciclables y puestos de venta de frutas y verduras. El acceso a la estación está completamente abierto y básicamente los camiones se encargan de la recolección de residuos, los descargan en una plataforma. Ahí trabajan los recicladores, separando el material reciclable, para luego cargar camiones de mayor capacidad, que compactan los residuos y los llevan al principal vertedero de Santo Domingo: Duquesa. En la estación de transferencia, actualmente trabajan cerca de 45 recicladores; eran más de 80 hasta abril del 2015, pero hoy el acceso a la estación se les ha complicado.
En este difícil escenario, los recicladores dominicanos, con la ayuda de aliados, han logrado organizarse. Entre los años 2012 al 2014, con financiamiento de la Red Latinoamericana de Recicladores (Red Lacre) y de Fundación Avina, los recicladores del Vertedero Rafey recorrieron diversas provincias de República Dominicana, contactando a distintos grupos de recicladores: les plantearon la idea de constituir un Movimiento Nacional de Recicladores. Hoy, el Movimiento Nacional de Recicladores de República Dominicana (MNRRD) agrupa a un número cercano a los mil recicladores, representativos de siete provincias.
El año 2015, firmaron un convenio de trabajo con la Red Dominicana de Recicladores (REDDORE), red que surge de un proyecto de apoyo a las organizaciones comunitarias de saneamiento, llamadas fundaciones de saneamiento, cuyo objetivo es el trabajo con recicladores y la promoción de la gestión de residuos con recicladores. Este convenio ha fortalecido la articulación gremial, sumando a la presencia en provincias del movimiento, una fuerte presencia en el Distrito Nacional por parte de la red.
Una de estas organizaciones es la Fundación de Saneamiento Ambiental de la Zurza, Fundsazurza. Germán Herrera, su Director Ejecutivo comenta: “Nosotros desde el principio hemos querido ser una entidad de apoyo a las organizaciones de recicladores, nunca sustituirlos, sino apoyarlos en su fortalecimiento. Sabemos los desafíos que enfrentan, conocemos su trabajo”.
Fundsazurza facilitó el contacto de organizaciones dominicanas de recicladores con la Red LACRE el año 2010. Luego, vinieron Ciudad Saludable y EcoRed en el 2014 y la Agencia de Cooperación Alemana GIZ en el 2015. Estos aliados, han apoyado organizaciones y buscado impulsar sistemas de reciclaje inclusivo en el país.
Hoy, después de 2 años de esfuerzo por participar en el proceso de elaboración del proyecto de Ley General para el Manejo de Residuos Sólidos Urbanos, los dirigentes reconocen logros y tremendos desafíos. La última versión del proyecto de ley los reconoce como sector, cuestión que hace unos años apenas soñaban. Pero saben que el cierre de vertederos y la prohibición de acceso a instalaciones de disposición final, que la ley contempla, afectará a más del 70% de los recicladores del país.
Para Felipe Rosario Nolazco, Coordinador del Movimiento Nacional de Recicladores de República Dominicana (MNRRD), “El principal desafío de los recicladores, en el nuevo escenario que nos plantea la ley, es proponer un programa público, con recursos económicos y tiempos necesarios para enfrentar el inmenso desafío de catastrar y apoyar la transición de miles de recicladores que trabajamos en vertederos. No podemos pensar que en un plazo de 2 años, habrá trabajo para todos nosotros en sistemas de recolección selectiva municipal. Tomar a la ligera un proceso de esa envergadura, generará mucho sufrimiento, exclusión y tensión social en nuestro gremio”.
Asimismo, Robinson García Silfa, Sub-Coordinador del Movimiento Nacional de Recicladores de República Dominicana y Sub-Coordinador de la Red Dominicana de Recicladores (REDDORE), señala: “Es importante celebrar este logro de reconocimiento en la ley, fruto del trabajo, esfuerzo y colaboración de muchos. Pero al mismo tiempo estamos preocupados por el futuro de los recicladores en los vertederos. Necesitamos apoyo público y privado, coordinado, en el marco de un programa que construyamos y gestionemos en conjunto”.
En este contexto, los puntos más importantes de la agenda de los recicladores organizados son: mantener el acceso a los residuos reciclables y velar por la inclusión del sector en los nuevos sistemas de gestión de residuos. Y, que esto se concrete con una remuneración acorde al trabajo y con un reconocimiento al aporte económico, social y ambiental que realizan.
La única manera de que los nuevos sistemas de gestión de residuos sean inclusivos, es asegurar la participación plena de los recicladores en el diseño, implementación y monitoreo de las nuevas políticas públicas que orientaran los cambios que se avecinan.