Presidente, levante la mano al Presidente

Dominicano, sin fronteras, puertoplateño y santiaguero. La crítica y la irreverencia me guían...

 

Santo Domingo. Mañana del domingo 31 de enero, 2016. Palacio de los Deportes Virgilio Travieso Soto. El acto de proclamación del Lic. Danilo Medina a la candidatura presidencial por el PLD estaba en el momento culminante, en su clímax. 

Reynaldo Pared, secretario general del partido, sostenía la mano izquierda de Medina y se disponía a levantarla. El libreto protocolar establecía que el presidente del PLD, Dr. Leonel Fernández, a la derecha del Presidente de la República, debía hacer lo propio. Pero ello, en esos aciagos segundos, no ocurría.

Félix (Felucho) Jiménez, otrora Ministro de Turismo, quien estaba ubicado en la segunda fila, detrás del dúo presidencial, tocó tres veces en el hombro de Fernández. Leonel giró hacia atrás.

–“Presidente, presidente… levántele la mano al Presidente”–, le dijo Felucho.

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Recuérdese que el principal líder del partido morado es dado a dejarse llevar por los sueños vaporosos y con final feliz. Soñó con un Nueva York  Chiquito en 1996, y tres lustros después,  en el 2011, fantaseó paseando con su madre en un helicóptero, disfrutando la vista del sueño hecho realidad.

Sin embargo, ahora, sentado en medio de un escenario multitudinario, estaba metido de lleno en la realidad real. En la vida dura y madura. En unos hechos fríos, tercos; hechos, más que percibidos, sentidos. Y helo ahí, al “Gran líder”, al “León”, metido, más que en una pesadilla, en un estado de pura negación.

Pero tenía un chance, aunque mínimo. Como el escenario era el Travieso Soto, tal vez podía soltar, como quien no quiere la cosa, una pequeña travesura.

Ya que había llegado hasta ese evento, sin embargo, yo me resistía a dar crédito a la versión de que Leonel Fernández se negara levantar la mano al candidato del partido que preside.

Fue mientras viajaba en un autobús de Santiago a Santo Domingo que decidí lanzar una provocación a quien me tocó de compañero de viaje.

–¿Y dizque Leonel se negó a levantar la mano a Danilo?

–¿Y usted se dio cuenta de eso?–, me contestó sorprendido. –Yo estaba ahí, llegué bien temprano y me situé cerca de la tarima. Pensé que sólo nosotros notamos eso.

–Yo vi algo en el programa de televisión Hilando Fino de Salvador Holguín–, dije, fingiendo no darle demasiada importancia al asunto.

— ¡Ay Dios, hasta en la televisión salió eso!

Por otra parte, la prensa local, también libró su lucha al cubrir el evento. Los periodistas no encontraban la puerta por donde debían entrar. Camarógrafos y fotógrafos sudaron la gota gorda, preguntando “¿Esta es la puerta de los periodistas?” “No, señor, es la otra”, respondían los encargados de seguridad. Así, con sus pesadas cámaras al hombro, dieron la vuelta al Palacio Virgilio Travieso Soto, yendo de puerta en puerta, sin encontrar la puerta suya.

Incluso, los medios comunicación informaron que la propia familia de Danilo Medina, específicamente sus hijas, confrontaron problemas para penetrar al Palacio.

***

 Y es que la alegría era apoteósica. Ahí estaba el PLD en pleno. El todopoderoso Comité Político, de pronto, casi olvidó su rol en la celebración. Por eso cuando el maestro de ceremonia anunciaba la “salvación” de la nación, ¡Danilo presidente 2016 – 2020!, Leonel lucía medio turulato, reluctante, aturdido. Y Felucho no entendía el por qué él líder no entendía.

— Excúseme, compañero Felucho. ¿Qué es lo que usted me pregunta?

— Que le levante la mano al Presidente.

Pero aún así, Leonel Fernández seguía medio ido, navegando en el mar de la amargura.

— Excúseme de nuevo compañero. No comprendí bien su pregunta.

Félix Jiménez entonces, exasperado, tomó la mano izquierda de Fernández y la puso sobre la mano derecha de Medina.

–¡Carajo! ¡Que le levante la mano al Presidente!