Por Alex Amaro*
El pánico cunde en el palacio presidencial y en la casa nacional del PLD. Se acerca el fin del reinado de la mafia peledeísta, al menos, eso es lo que se deriva de los resultados de la última encuesta Gallup-Hoy publicada el 1 de febrero de 2016.
Danilo Medina pierde simpatías de cara a las elecciones del 15 de mayo, abriendo la posibilidad de que la oposición democrática pueda ganarle el pulso al continuismo, para proclamarse vencedora en primera vuelta. Pero esto no es tan fácil como algunos lo pintan, ya que el margen entre el partido oficial y el principal partido de la oposición siguen siendo distante, algo que puede revertirse si la oposición actúa con mayor audacia, teniendo como base de la acción política la unidad con los sectores populares en lucha y la más diversa y enérgica movilización social.
El gobierno de la mafia peledeísta sólo caerá si lo tumbamos, y para ello, es necesaria la más enérgica movilización popular, una que nos permita construir sujeto político y ciudadanía, y es ahí donde la oposición debe mostrar audacia, destreza y músculo.
El PRM debe tomar nota de su posición en las encuestas, debe ser autocritico y asumir la tarea de remover sus propias bases, salir de la modorra y sacudirse de la pereza política que arrastra desde la vieja política pactista que centra la formación de coaliciones electorales sobre la base de la suma de siglas y caudillos desgatados por el tiempo y las nuevas formas de entender la política y ejercerla. Sería un error de Luis Abinader y de la dirección perremeísta pensar que la inercia le llevará al poder.
El poder se gana construyendo la hegemonía propia y debilitando la del contrario. Al PRM le falta relato y ampliar su base social. Pensar que la base histórica del perredeísmo será suficiente para llegar al poder, es no comprender el ABC de la política, pero pensar que esa carencia puede satisfacerse con una alianza contra-natura como la realizada con una fuerza en extinción como el PRSC, refleja más novatada que madurez política, es no comprender que la sociedad dominicana ha cambiado, y con ello las bases para construir propuestas y plataformas políticas. Hay nuevos actores sociales, con reivindicaciones puntuales y procesos de reclamos bien estructurados, atenderles y comprometerse políticamente con ellos sería un paso importante para ganarles y construir realmente la tan cacareada Nueva Mayoría.
“Peña Gómez estableció durante su campaña presidencial la consigna “Primero la gente”, y es ahí, en la profundidad de ese enunciado en donde la dirección del PRM debe buscar la fórmula para construir esa mayoría necesaria para ganarle al PLD en primera vuelta”
No habrá Nueva Mayoría sin las juventudes de los barrios populares que luchan por encontrar la vía de su progreso y su seguridad en un país atizado por la pobreza, la falta de oportunidades y la violencia. No habrá nueva mayoría sin las mujeres; la feminización de la política es una tarea fundamental que implica un cambio de enfoque en el tratamiento de las políticas de género y en la forma en la que se construye la representación política de las mujeres en los partidos políticos y en las instituciones del Estado. Necesitamos más feminismo para mejorar la sociedad, la política y el Estado. No habrá nueva mayoría dejando a la gente atrás y afuera, necesitamos políticas convergentes e incluyentes. Debemos ser capaces de promover el protagonismo político de los colectivos LGTB y de los dominicanos y dominicanas de ascendencia haitiana. O la Nueva Mayoría se construye con todos y todas, o no será.
Peña Gómez estableció durante su campaña presidencial la consigna “Primero la gente”, y es ahí, en la profundidad de ese enunciado en donde la dirección del PRM debe buscar la fórmula para construir esa mayoría necesaria para ganarle al PLD en primera vuelta; porque esa y no otra, es la única posibilidad que tiene de ganarle al continuismo. La apuesta por una segunda vuelta es un fracaso adelantado, y quien basa su estrategia política en esa posibilidad, juega a favor del continuismo, y ese es uno de los principales errores de las candidaturas de Guillermo Moreno y Minou Tavárez, quienes sin querer (quizás) están contribuyendo a fragmentar el electorado opositor y debilitando la posibilidad de una derrota en primera vuelta de la mafia peledeísta, aun cuando los resultados de las encuestas sugieren la polarización del torneo electoral entre el PRM y el PLD. DE ahí que, quienes abren brechas en la oposición refuerzan la posición ya privilegiada del gobierno.
Pensar que una segunda vuelta les dejará en mejores condiciones de negociar con el PRM es un error político, que además refleja una inmadurez supina, que se refuerza con un egoísmo atemporal que perjudicará a las bases que respaldan a ambas candidaturas, ya que sería mejor y más conveniente pactar ahora con el PRM una representación congresual y municipal que le garantice presencia institucional a ambas plataformas electorales, que luego aspirar simplemente a la administración de tal o cual dependencia del Estado. Los proyectos políticos se construyen y fortalecen desde la representación institucional, sobre todo, desde aquella que implica elección popular directa, es decir, aquella que es socialmente legitimada mediante las urnas y no sobre los pactos administrativos a los que estamos tan mal acostumbrado en ésta vieja y decadente política.
La oposición puede ganarle al PLD en primera vuelta, pero eso implicará muchos esfuerzos de diálogo, desde la madurez, la crítica y la autocrítica, así como el reconocimiento mutuo de los aspectos fuertes y positivos de las distintas fuerzas concurrentes y convergentes. Es posible presentar un conjunto de candidaturas que puedan contribuir a la unidad popular y a la movilización social, ese sería el escenario ideal, fuera de ahí, todo sería más cuesta arriba. Sólo la más amplia unidad nos permitirá derrotar a la mafia peledeísta.
¡A la mafia peledeísta la tumbamos o no caerá!
*Alex Amaro
Miembro de Ahora-Now, agrupación política de la diáspora dominicana establecida en los Estados Unidos. Twiter: @alexamarobcn
FUENTE ORIGNAL: NUESTRO TIEMPO